top of page

''El Lenguaje del Deseo"


Mayahuel Xuany



La poesía llegó a mí como un relámpago y desató su furia; inmensa, abrazante, cálida.

Ese fue mi primer encuentro con la palabra, lo recuerdo muy bien, porque justo esa crisis permitió que explotara el universo que llevo dentro. Los sonidos e imágenes revoloteaban como aves coloridas en mi cabeza, bailaban al palpitar del sol. Abrí puertas y ventanas, mostré mi casa desnuda e impaciente, siempre me quedé con ganas de más, ¿Qué escondían las estrellas?, ¿Qué yacía en el rocío de la mañana?, ¿Qué mensaje traería la lluvia?.


Hace mucho me reconcilié con la lectura, pero no con esta lectura lineal ni académica, sino con la lectura experimental, natural e indómita.

Me dijeron que los libros guardaban respuestas, pero por más que indagaba nunca encontré (en ese tiempo) algo que me hiciera regresar a mí y reconciliarme con lo que soy: una mujer nahua que siente, ama y desea. Sí, ese deseo carnal que siempre se guardó en las sombras, esa pasión que pasó mucho tiempo escondida en la cajita de la “pureza”, sin permitir ni dejar que un rayito de luz la tocara. Porque podría ser todo: inteligente, trabajadora, respetuosa pero jamás, impura. Hablar de “esas cosas” no estaba permitido, es más, era una blasfemia total decir que una deseaba sentir las manos de alguien mapear y dibujar caricias sobre su cuerpo. El mero acto coital era requerido única y exclusivamente para procrear. Quizá esa sea la razón por la que hoy mis demonios salen a pasear cuando se les da la gana y gritan desesperados para que yo, atienda su llamado.


Dentro de todas mis posibilidades habidas y por haber, jamás encontré un lenguaje tan exquisito que me hiciera vibrar con el solo hecho de leerlo, y en el mejor de los casos, imaginarlo. Eso sucedió cuando me encontré con la poesía de Irma Pineda (Poeta Zapoteca), Mikeas Sánchez (Poeta Zoque), Natalia Toledo (Poeta Zapoteca) , Fabiola Carrillo (Poeta Nahua), mi reencuentro vino de la mano de muchas mujeres, mujeres que desde sus latitudes escriben y resienten esta marea eléctrica y fogosa, este decir tan necesario y propio, como lo es el erotismo, no niego que también existen poetas como Juan Hernández (Poeta Nahua) y Manuel Espinosa (Poeta Tutunaku), que hablan de temas similares, lo que rescato de este gran descubrimiento, es que justo las mujeres toman por bandera este sentir tan ajeno y arrebatado al que hoy, dan voz y sentido.

¿Cambia la mirada desde donde se ve y representa el deseo femenino, si este es nombrado por una mujer? Por supuesto que sí, algo tan elemental como una olla se convierte en parte indispensable de nuestro ser, de nuestra anatomía y de nuestras ganas, esas ganas que hacen a más de una correrse de emoción.

Dxuladi


Maa nuu guisu stine’

ti guidxaahui’ dxuladi

zanda canu’ ne bicuininalu’

nisa enda’ ni dxa’ ndaani’

bidxiga’ yagaruchaahui’ stiu’

biniibi’ laa chahuidugá

ti guiá chaahui’ biziaa

ne gu’yalu’ guilate bichiiña’


Chocolate


Mi olla está lista

para preparar el chocolate

puedes tocar con tus dedos

el agua caliente que contiene

introduce tu molinillo

muévelo despacio

para batir con delicadeza el cacao

hasta que la espuma se desborde


Naxiña’ Ruli’ Ladxe / Rojo Deseo, Pluralia, 2018.


La poesía de Irma Pineda nos invita, nos incita, nos prende, hace que las ideas vayan más allá de la frontera insaciable del silencio, que sean tan reales y sean nombradas con la bestialidad de un grito salvaje. Nombrar con intensidad que el sitio exacto de nuestra alegría se encuentra más abajo del ombligo. Y es justo ahí, donde los elementos cotidianos, naturales, propios de una cultura dan significado y resuenan en cada una de nosotras, nos atraviesan, rompen con ese paradigma que tenemos tan hondamente tatuado en la piel. Este acompañamiento tan cercano y empático a nuestro territorio, a nuestro habitar, a nuestro momento, permiten que cada una de nosotras se sueñe y se viva de maneras totalmente diferentes.


Mikeas Sanchéz es una gran hacedora, no solo de la palabra, sino también de la pasión, y su poema Once lo retrata dignamente.

MAJKTUMÜ


Ngätzojkpatzi äj’ yom’ijtkuy

teserike’ te’ sasarambä äj’ nuñbajk’tam

juwä’ kojejpa’ äj’ närun’

ngätzojkpatzi äj’ anima’

ngätzojkpajse äj’ yom’ijtkuy

Mujstamä’ mijtam jujche’ tumä mujabä’ dä’ Ngomy’s

tzäjka’yajutzi äj’ dzutzi’ram

Mujstamä’ mijtam jujche’ dä’ Ngomi’is suñi’ tzujkayu’ äj’ wynäjpajk

äj’ dzejk’pajk teserike äj’ ngosoram


ONCE


Celebro mi sexo

y las exquisitas formas de mis caderas

donde reposa el hombre que amo

Glorifico mi alma

lo mismo que mis labios mayores y menores

Porque un Dios grande y misericordioso

forjó mis pechos

Porque no pudieron haber sido mejores mi rostro

mi cintura y mis pies.


Mojk’jäyä/Mokaya, Pluralia, 2013.


Siempre existirá el eco de la locura, el arrebatamiento tan desmedido de la fugacidad con la que se recuerdan los momentos más emblemáticos de nuestra existencia, de esa primera vez a la que enfrentamos al espejo para decirnos que somos bellísimas, con nuestras imperfecciones, con nuestras marcas, con nuestros dolores. Que tenemos la capacidad de transformarnos en nahual y arraigar nuestro cuerpo lleno de huellas, lleno de olores y tactos. Que el renacimiento llega después del primer beso o quizá, de ese primer acercamiento con nuestra ferocidad interna, con ese animal inquieto que se retuerce a ratos, con esa hoguera que incendia nuestro templo y que, al despuntar la mañana, nos recuerda que nuestro deseo permanece escondido, más no muerto.


Me pregunto entonces, ¿Por qué no existe en nuestro repertorio poético la palabra viva de todas estas mujeres?, ¿Por qué la poesía no puede pintarse de diversos colores y sonidos?, ¿Por qué siempre se nos define a través de los ojos del otro?

Dentro de todas estas limitantes, nos encontramos que, es sumamente complejo siquiera pensar que nuestra palabra tenga un gran eco, y, sin embargo, poco a poco la grieta se va agrandando, poco a poco se nos comienza a vestir con palabras hermanas, poco a poco se va ganando terreno y poco a poco el nudo de nuestra garganta se va desenredanando. Pero como todo proceso, se necesita tiempo y esperanza. Partir de este autoconocimiento, de esta curiosidad que nos invita a explorar todos nuestros escondites, nuestros ríos, nuestros fuegos, es ya, un acto de supervivencia. Aproximarnos sin miedo a este mundo da la posibilidad no solo de identificarse (quizá con la lengua, quizá con el contexto) sino de sanar, de hablar, de compartir y, sobre todo, de saberse en el plano terrenal del aquí y el ahora. Resistiendo con valentía el día a día, porque somos nosotras las únicas sabedoras de dicha magia y goce, y depende de nosotras compartir o guardar ese descubrimiento.


Agradezco que mi curiosidad me llevara por diferentes caminos, agradezco a las mujeres que se atreven a nombrarse desde su cordón, desde su casa, desde su origen. Porque es gracias a su palabra que hoy, puedo revelar lo que yace en mí.


¡Tlaxtlawetsin / Infinitas Gracias!

Mayahuel Xuany (18/04/2021)





ree

Mayahuel Xuany

“Amante de los libros y el mezcal”

Mujer nahua, originaria del municipio de Copalillo, Guerrero.

Licenciada en Psicología por la BUAP y Docente de Educación Indígena en el nivel de preescolar, por razones personales ha decidido encaminar sus pasos al trabajo con mujeres e infancias desde una mirada empática y poco ortodoxa.

Se define a sí misma como una apasionada y estudiosa de las lenguas originarias, especialmente de la poesía escrita por mujeres, así como de la Literatura Infantil y Juvenil.

Es mediadora de lectura y tallerista. Recientemente inició con el Círculo de lectura “Las espinas de Mayahuel”, un proyecto autogestivo que tiene como objetivo revisar la poesía contemporánea escrita en diferentes lenguas originarias.



 
 
 

Comentarios


Formulario de suscripción

©2020 por El Rostro Negado MX. Creada con Wix.com

bottom of page